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Las mujeres deportistas también son trabajadoras

  • Foto del escritor: Kuña Sports
    Kuña Sports
  • 8 mar 2023
  • 3 Min. de lectura

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y la mujer deportista también lo es. Aunque todavía debe batallar para ser reconocida como tal…


Es que en muchos países la práctica de deportes, ya a nivel profesional, sigue siendo exclusividad del hombre. Y, en donde sí las mujeres pueden aspirar a ser profesionales, las diferencias salariales y de visibilidad son enormes.


En los últimos años hemos visto a las mujeres animarse a levantar la voz para exigir mejores condiciones laborales, salariales, premios acordes con la realidad actual, horarios más adecuados para competir, competencias mundiales. Hemos visto a multicampeonas mundiales y olímpicas denunciar discriminación, acoso -incluso abuso- y hasta cambio unilateral en las condiciones de contratos por quedar embarazadas.


Como los hombres

Partiendo de la premisa universal que invisibilizan a las mujeres, muchas recurrieron a creativas estrategias para ser vistas y escuchadas.


Recientemente, las mejores jugadoras de futsal del mundo se unieron en una campaña bastante creativa para exigirle a la FIFA que cumpla con su promesa de crear un Mundial para el futsal femenino. La estrategia funcionó.


En nuestro país podemos recordar el caso del equipo de fútbol femenino de San Lorenzo, que en 2017 denunció no tener donde entrenar con sus jugadoras ingresando a la cancha luciendo bigotes y barbas pintadas y con carteles que, por ejemplo, decían: “Nos vestimos de hombres para que nos hagan caso”.


Misma “estrategia” -con el mismo impacto- utilizó la agencia que ayudó al equipo femenino de ajedrez a buscar apoyo económico en 2018, partiendo de la idea de que este es un “deporte de caballeros” (que, por cierto, de tanto en tanto deja de lado a las mujeres).


Después están los gestos que se realizan públicamente para atraer la atención y así exponer algún tipo de reclamo. Como sucedió el año pasado con la selección paraguaya en plena Copa América. De inmediato tuvieron el apoyo de todas sus colegas, de mujeres paraguayas y, principalmente, la atención del presidente de la APF, Robert Harrison (a quien no le agrada para nada ese tipo de "desafíos").


Luego vienen quienes a base de títulos y medallas sudamericanas piden a gritos tener torneos en los que competir -tal y como ocurre en el masculino- y aún así siguen siendo ninguneadas. Como sucedió en el básquetbol femenino con el club Félix Pérez Cardozo que logró un histórico campeonato sudamericano y con la selección paraguaya que ganó dos medallas de plata en los Juegos Odesur.


Mujeres valientes

En un país en el que las empresas echan sin pestañear a quienes están llegando a la estabilidad laboral, es todavía más común que los clubes o entidades deportivas "manden al freezer” o saquen apoyo a los atletas que reclaman algún derecho laboral.


Es por eso que las protestas o denuncias son acontecimientos aislados. El temor a dejar de competir, a perder una beca o un auspicio pesan mucho más, y es totalmente comprensible.


Por eso es que valoramos y destacamos que sean las mujeres las que se animen, en la mayoría de los casos, a exigir públicamente sus derechos. En Asunción 2022 demostraron -como si eso tenga que ser lo que incline la balanza- que talento y efectividad sobran, pues fue el deporte femenino el que le dio a Paraguay la mayor cantidad de medallas.


¿Hasta cuándo las mujeres tendrán que esperar por un trato igualitario?


¿Qué tiene que suceder para que las autoridades deportivas entiendan que el deporte, cualquiera sea, también puede ser practicado por las mujeres en alto rendimiento y que el embarazo no es ninguna enfermedad?


¿Alguna vez acabará el discurso machista de “el lugar de la mujer es en la cocina”?


En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora pedimos el fin del amateurismo en el deporte femenino, que las atletas tengan los mismos derechos de competir que los hombres y reciban una mejor paga.


Por supuesto, también pedimos que -por un lado- dejen de criticadas por su cuerpo atlético, que para muchos es "masculino", y -por el otro- que dejen de ser vistas como objeto sexual por su belleza y/o la indumentaria que usan en competencia.


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